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La llegada a Alcalá del Júcar puede ser todo un acontecimiento,
es, sin lugar a dudas, uno de los pueblos más espectaculares
y pintorescos de toda La Manchuela, con sus casas escalonadas en
una ladera hasta la cima donde se alza el castillo árabe,
que da nombre al lugar ("AL-KALA": el castillo) y abrazado
por la hoz de este río.
Declarado conjunto histórico artístico, Alcalá del Júcar fue antiguamente aduana del Camino Real de Castilla
a Levante. Hoy, sus empinadas calles, abocadas hacia el río,
tienen un singular atractivo turístico que seduce al primer
golpe de vista. Un atractivo al que se unen particularmente alguna
de sus cuevas que atraviesan la montaña sobre la que se asienta
la Hoz del Júcar, y que se encuentran abiertas al público.
Concretamente, muy cerca de Alcalá del Júcar, en una
de las paredes verticales de la hoz, se halla la Cueva de Garadén,
fortificada por los árabes y célebre por su función
de vigía en el Camino Real. De igual modo, merece la pena
visitarse la plaza de toros, única por su forma irregular
y por la creencia de que en su origen pudo ser una lucerna paleocristiana.
Para disfrutar de unas excelentes vistas, tanto del pueblo como
de la hoz, conviene situarse en los miradores existentes en los
caminos que conducen a los pueblos aledaños como las Casas
del Cerro o las Eras de Alcalá.
Como obras arquitectónicas de interés
destacan en Alcalá del Júcar,
la parroquia de S. Andrés
(s. XVI al XVIII) con pórtico de entrada neoclásico,
un puente sobre el Júcar de origen romano y reconstruido
en el s. XVIII, el castillo de origen árabe, aunque reformado
en época cristiana, y la Ermita de S Lorenzo (s. XVIII).
Continuando la ruta trazada junto al Júcar, llegamos a Tolosa,
desde aquí el paisaje se hace cada vez más agreste,
el cauce se estrecha y se convierte en "cañones"
de una belleza extraordinaria. Llegados a este punto los itinerarios
posibles se multiplican. Se pueden recomendar parajes como Las Rochas,
el Tranco del Lobo y El Molinar, estos últimos albergan los
poblados de dos antiguas centrales hidroeléctricas.
Finalmente, como último pueblo en
nuestro recorrido, se encuentra Villa de Ves,
antigua capital del Señorío
de Ves y viejo albergue del Alcalde Corregidor, nombrado villazgo
de las manos de Alfonso X. Hoy es un pueblo semiabandonado. Sin
embargo revive todo su esplendor el 14 de Septiem-bre, día
en que se celebra la romería en honor al Cristo de la Vida,
guardado celosamente en el santuario homónimo del s. XVI.
En él pueden contemplarse hermosas bóvedas góticas
tardías, así como 3 retablos, dos renacentistas y
uno barroco, todos ellos de gran interés. También
aquí y a través de una trampilla abierta en el suelo,
se desciende a unas profundas criptas con algunas momias.
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